La arquitectura de Lorena Gabaldón surge del trópico y de su formación en la Universidad Central de Venezuela , una institución con profundas raíces en la integración del arte, la arquitectura y el paisaje, cuyo campus fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Formada en una época donde el patrimonio, el clima y el contexto eran fundamentales, desarrolla una arquitectura sensible, híbrida e inteligente. Sus principios fundamentales incluyen la ventilación cruzada, el sombreado, la fluidez de las relaciones entre el interior y el exterior y la integración con la naturaleza.
La obra de Lorena explora la pureza y nobleza de los materiales, respetados en su esencia y cuidadosamente articulados. Domina el control y la gradación de la luz natural, filtrada y modulada para refrescar los espacios interiores y reducir la dependencia de sistemas mecánicos, favoreciendo soluciones pasivas y sostenibles. La creación de microclimas, el diseño de flujos espaciales, el juego de volúmenes y la iluminación natural forman parte de una arquitectura concebida para ser experimentada física y sensorialmente.
Esta sensibilidad está profundamente influenciada por su tío y padrino, Mario Gabaldón, figura clave en la protección del medio ambiente y responsable del establecimiento de 35 parques nacionales en Venezuela, quien le inculcó la importancia de que todo proyecto dialogue con su entorno.
El criterio es el principio rector de Lorena, por encima del gusto o la moda, y determina la coherencia, la jerarquía y la solidez de cada proyecto. El resultado no es solo arquitectura, sino espacios que fomentan la vida, la percepción y la experiencia de habitarlos.










